A raiz de la última entrada en Nymiedades se me ha ocurrido continuar con el tema del ligoteo mostrando algunos ejemplos ilustrativos de los que puede suceder un Sábado cualquiera en la eterna batalla en busca del intercambio lúdico de fluidos.

Supongamos un sujeto escogido al azar, como pueda ser yo mismo, que sale de casa con aviesas intenciones, esto es lo que puede suceder a lo largo de una noche, en estricto orden cronológico:

Intento 1-Modelo estandar de conducta tendente al desencadenamiento de guarreridas sexuales jarl.

-Hola, ¿Nadie te ha dicho que tienes unos ojos preciosos?

-Son de cristal.

-Oh, por eso tienen ese brillo tan especial, por cierto, bonita sonrisa.

-Son secuelas del último ictus.

-Ah, vale...

Resultado: Fracaso absoluto y avergonzado cambio de objetivo.

Intento 2- Modelo "sorprender haciéndose el original".

Me acerco por detrás y le acaricio suavemente el hombro. Cuando se gira, agito los brazos salvajemente mientras grito ¡Zascaaa!

Resultado: Patada en la entrepierna y cierto retardo en las futuras generaciones.

Intento 3- Modelo "vayamos al grano".

-Hola, ¿Follamos o que?

Resultado: Violencia física extrema y enfermeros gritando ¡Código azul!.

Intento 4- Modelo "ingesta masiva de alcohol".

-Grum ñaf guaapha.

-Lkmhh.

-Gvf vamosh gghh paseo?

-Nkkh

Resultado: Amanecer con una resaca del carajo mientras observas como un Wonta te mira con ojos vidriosos y carentes de vida.

Moraleja: Soy un pupas.