El código de autorregulación de las televisiones
El famoso código de autorregulación sobre el que cada poco se puede leer algo en el periódico es una idea bastante graciosa que viene a significar básicamente “si me quereis irse”. Es sorprendente como una tomadura de pelo de ese tamaño ha conseguido tomar forma más allá de su origen, que no pudo ser otro que la coña de un tipo ciego de crack a las 6 de la mañana. ¿En serio alguien se creía de verdad que el tipo que tenga en nómina a Jorge Javier Vazquez sabe deletrear la palabra autorregulación?
Pero en vista del tremendo éxito de esta fórmula que apela a la propia responsabilidad moral de cada uno de los profesionales implicados en ese sector yo propongo extender este revolucionario sistema que beneficiará sin lugar a dudas la convivencia en todos los rincones de la sociedad. Por lo tanto, el paso lógico será eliminar a todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, porque, ¿Cómo vamos a permitir la ofensa de tener un organismo que se encargue de hacer cumplir la leyes cuando nosotros mismos podemos autorregularnos?. Está claro que si abolimos a estos cuerpos desaparecerán los crímenes de nuestra sociedad, de la misma manera que por arte de magia las empresas audiovisuales se autorregulan y no ofrecen esos contenidos que se suponen inadecuados a horarios inadecuados (Y no me refiero al porno precisamente), así como tampoco emiten más anuncios de los permitidos, ni tampoco no nos toman por gilipollas.
Las leyes no tienen valor porque nosotros digamos que lo tienen, tienen valor en función del poder coercitivo que las respalda (Por eso me hace gracia que todavía haya quien hable de justicia cuando lo que quiere decir es legalidad). Al margen de mecanismos, procedimientos y filosofías sobre las que se construya un sistema legal, este, solo será aplicable si tienes jueces y policías capaces de sancionar y hacer cumplir la ley. Por lo tanto, la simple propuesta de autorregulación por parte de alguien solo significa que lo que quiere es pasarse los acuerdos por el forro y hacer lo que le venga en gana y lo más preocupante es que las autoridades competentes no actuaran de oficio ante semejante propuesta, porque a fin de cuentas los otros son empresas que solo buscan beneficio, algo que es amoral por naturaleza sino que se lo pregunten a la iglesia católica...
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