Irlanda: Wexford, Galway
Tras conocer Dublín, un amigo que vive alli me llevó a conocer Wexford, en principio el plan era conocer Wexford y Waterford, pero ya se sabe que no hay nada peor que planear las cosas, así que a Waterford no nos dió tiempo ni a llegar. El paisaje irlandés me recordó poderosamente al de Asturias, concretamente al de la parte central, de lomas bajas y pastos. El caso es que es tan parecido que yo creo que si le cambias los carteles podrías confundirte y creer que estás en Asturias.
Por otro lado, tal vez sea consecuencia de una apreciación subjetiva mía, pero después de recorrer el pais, me pareció bastante homogéneo, al margen de que en Dublín bebas Guinness y en Cork Murphy´s, lo cierto es que no se aprecia la disparidad que por ejemplo hay en España, con diferencias notables entre el norte y el sur, el este y el oeste, incluso en zonas de una misma comunidad entre costa y montaña, esto es algo que me pareció que está muy difuminado allí.
En Wexford no se puede decir que hubiera mucho para ver, recorrimos un parque del patrimonio nacional en el que tienen construidas réplicas de las diferentes etapas históricas de Irlanda, desde los monumentos megalíticos a barcos vikingos. Pero sinceramente, a mi las réplicas suelen dejarme bastante frío, me gustan las cosas originales y personalmente creo que habría sido una elección mejor haber visitado Newgrange, el stonehenge irlandés.
Al día siguiente recogí el coche alquilado y me fui ya hacia Galway, en la costa oeste. Lo cierto es que casi todo lo que se puede visitar en Galway puedes hacerlo en una tarde, desde el spanish arch, hasta la catedral. Probablemente lo mejor de haber estado por esa zona fue recorrer las carreteras que bordean la costa hacia Carraroe. Y es que tras ver este nombre en el mapa tuve que ir hacia allí, porque hay una jiga tradicional irlandesa que lleva el nombre por título.
Por otro lado, tal vez sea consecuencia de una apreciación subjetiva mía, pero después de recorrer el pais, me pareció bastante homogéneo, al margen de que en Dublín bebas Guinness y en Cork Murphy´s, lo cierto es que no se aprecia la disparidad que por ejemplo hay en España, con diferencias notables entre el norte y el sur, el este y el oeste, incluso en zonas de una misma comunidad entre costa y montaña, esto es algo que me pareció que está muy difuminado allí.
En Wexford no se puede decir que hubiera mucho para ver, recorrimos un parque del patrimonio nacional en el que tienen construidas réplicas de las diferentes etapas históricas de Irlanda, desde los monumentos megalíticos a barcos vikingos. Pero sinceramente, a mi las réplicas suelen dejarme bastante frío, me gustan las cosas originales y personalmente creo que habría sido una elección mejor haber visitado Newgrange, el stonehenge irlandés.
Al día siguiente recogí el coche alquilado y me fui ya hacia Galway, en la costa oeste. Lo cierto es que casi todo lo que se puede visitar en Galway puedes hacerlo en una tarde, desde el spanish arch, hasta la catedral. Probablemente lo mejor de haber estado por esa zona fue recorrer las carreteras que bordean la costa hacia Carraroe. Y es que tras ver este nombre en el mapa tuve que ir hacia allí, porque hay una jiga tradicional irlandesa que lleva el nombre por título.
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