Londres I

La primera vez que estuve en Londres fue también la primera vez que me dio por coger una mochila y marcharme yo solo de albergue en albergue, supongo que por eso es uno de los viajes que recuerdo con más cariño (fase ñoña cerrada). No voy a decir que no me guste viajar por ahí con los amigos, el viaje a Amsterdam, desde luego, no habría sido lo mismo. Sin embargo, viajar sólo es algo totalmente distinto y a mi me encanta, claro que si atendemos a lo que dicen mis amigos, soy un bicho raro.

El viaje se vuelve aun más interesante si tu dominio del inglés es como el mío, porque una cosa es entender lo que te están diciendo y otra muy distinta articular un discurso coherente, Toro sentado a mi lado era Shakespeare. Encima, con mi buena suerte habitual, el conserje de un sitio donde dormí me utilizó como traductor con una señora que no tenía la más mínima idea de inglés, aquello debería haber quedado grabado, porque fue un auténtico sketch.

Una cosa que tienen los albergues juveniles, es que quieras o no quieras acabas conociendo gente, es lo que tiene compartir habitación con otros 16 desconocidos procedentes de todas las partes del planeta, dejaré los chistes sobre los baños comunes de lado, porque se agotaron todos con lo del jabón en las duchas. En el primer albergue en el que estuve, conocí a un motero vasco que había llegado allí despues de recorrerse toda la costa francesa en la moto. Así que me fuí a hacer el guiri con él por ahí. Estuvimos viendo la torre de Londres, Buckingham, la abadía de Westminster, el Big Beng, Trafalgar square...

Aunque como cualquier guiri que se precie, lo primero que hice tras dejar la mochila en el youth hostel, fue irme hasta Picadilly circus, donde me encontré con otra de mis grandes adicciones, los brownies, concretamente los de Millie´s, una cadena con la que me tropecé al entrar en Trocadero. Obviamente, una vez allí te pierdes por Regent street, Oxford circus y claro, Carnaby street, una calle que suena a años sesenta. Alguna vez leí que grupos mod como "Small faces" se gastaron el dinero de su primer contrato discográfico en menos de una semana comprando ropa en las tiendas de Carnaby.
Otro sitio que no se puede dejar de visitar es el Museo Británico. Es inabarcable, fuí por la mañana, me la pasé entera allí, comí y seguí durante la tarde y aun así, no lo pude ver entero. Pero simplemente por los frisos del Partenón o el templo que tienen reconstruido dentro o la piedra de Roseta, ya merece la pena, eso por no mencionar a las momias, las espadas celtas o el moai que tienen expuesto, jejeje.

Una visita a Londres no está completa si no te pasas por el Soho, aunque ahora los clubes de striptease son atracciones turísticas. Y es que así no hay manera de chulear puritanos. Otra parada obligatoria es Chinatown, donde por cierto, se come bastante bien, pero claro, tampoco puedo opinar sobre la comida ya que yo soy un adicto al pollo del KFC.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Al Museo Británico sí que le tengo ganas.

Un día de éstos tengo que hablar yo de mis viajes. Como aquella vez que fui a Torrejón de Ardoz. Jo. Súper lejos. No, no, espera, más lejos todavía: Guijuelo. Sí, sé que soy la hostia de osada y atrevida, no hace falta que me lo digas.

pepito piscinas dijo...

londres tiene muchos rincones por descubrir... he paseado sin rumbo también por allí, auqnue yo iba a pasar el día jejejej me gustó especialmente cuando fui en Navidad, eso si que es una iluminación en condiciones jejeje