El matrimonio y otros contratos sociales
No entiendo el matrimonio, o sea, si, vale, es un sistema para que dos personas obliguen a una tercera a ponerse traje y regalarles cosas a cambio de un catering y música mala mientras aguanta a desconocidos por parte de una de las partes contratantes en un ambiente que cada vez está más cargado a medida que avanza el día, lo que provoca un suceso antigravitacional, que algún día explicará la física cuántica, por el que las corbatas tienden a subir poco a poco desde el cuello hacia la frente.
Pero no es esta la parte del matrimonio que no entiendo, me refiero más bien al concepto filosófico, ya que el concepto material queda bastante claro en cuanto al hecho de chulear al estado para conseguir unos derechos que no tienen las parejas que no firman este tipo de contratos sociales.
Sin embargo, cuando le preguntas a alguien por qué se casa, jamás te responderá que para sacar tajada del estado, sino que lo hace por amor y es que por lo visto el amor no vale nada si no lo pones por escrito, como los anónimos amenazantes. Yo por mi parte lo veo como un mecanismo de control social, que debe de ser bastante eficaz a tenor de lo que se puede observar, ya que en todas las sociedades conocidas hay ritos de este tipo, ridículos todos ellos, por ejemplo, me viene a la cabeza Lauren Postigo casándose por el rito zulu, tan vergonzante y casposo como lo que viene siendo una boda "typical spanish". Y es que todas y cada una de las maneras de celebrar una boda al final son lo mismo, un hechicero o un concejal (Poco importa porque los dos son fieles siervos de Satanás) legitima a ojos de dios o del estado de Nevada que te zumbes a tu novia.
Aunque hay algo que es sin lugar a dudas peor que el matrimonio, que a fin de cuentas se soluciona con un divorcio, se trata, como no, de tener hijos. Hay gente que tiene pesadillas en las que pierde los dientes, a mi personalmente me aterraría más soñar con tener hijos. Si ya de por si me resulta difícil entender por qué alguien podría querer casarse, la idea de que quiera tener hijos ya se me escapa totalmente, porque meditando sobre el tema, yo no estoy atado a ninguna religión que me diga que tengo que crecer y multiplicarme y tampoco tengo la imperiosa necesidad de transmitir mis genes a la siguiente generación, así que no entiendo que razones al margen de estas puede tener la gente para tener hijos. Hay quien diría que se trata de miedo al compromiso, yo lo veo más bien como un ejercicio de sentido común, ¿Por qué iba nadie a condenarse voluntariamente a cadena perpetua?
En fin estas son las chorradas que se me vienen a la cabeza cuando llevo un par de cervezas en una despedida de soltero, ese atávico ritual creado para que los amigos puedan humillar al novio de maneras inimaginables y demostrarle así, a nivel subconsciente, lo poco que les atrae la idea de la boda, vamos digo yo. Sino, que otro significado puede tener obligar al novio a vestirse de vaca sexy con tetas enormes y lencería de encaje negra mientras agita un cencerro por las calles abarrotadas de Sangenjo. Por cierto, creo que el próximo fin de semana saldré yo mismo a la calle vestido así, ya que al parecer no hay nada que atraiga más a las tias que un tio disfrazado y cuanto más ridículo y humillante sea el disfraz más parece atraerlas.
3 comentarios:
Así que erais vosotros los del tío-vaca... Vergüenza ajena, ja ja ja. Sí, yo sería una de las que os miraban mal.
yo siempre he creido que tener un hijo es el mayor acto de egoísmo posible...
y tío ¿de vaca? joer, lo que decía, debe haber algún sitio dónde se premie al novio de despedida más degradado por sus amigos...
Pues ahí donde lo veis un disfraz de tio vaca atrae a docenas de pijas a hacerse fotos...Vale, me callaré antes de seguir cubriéndome de gloria.
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