Los piratas y el estado de derecho


Por si todavía quedaba alguien que tuviera dudas acerca del estado de derecho, creo que todo el asunto de los pescadores del Alakrana secuestrados se las habrá disipado. Cada día está más claro que se trata solo un espejismo para mantenernos a raya.

Si ya de por si los políticos habían convertido el concepto de la separación de poderes en una broma, lo que estamos viendo en los últimos días a cuenta de los secuestrados y las negociaciones para liberarlos nos da una idea de lo que para ellos significa “imperio de la ley”. Uno ve como el gobierno pierde el culo para que se realicen chanchullos legales con el fin de no juzgar y encerrar a dos presuntos delincuentes para poder utilizarlos como moneda de cambio y se da cuenta del poco valor que tienen las leyes en realidad.

Y es que estamos ante un ejemplo de cómo las leyes se utilizan a conveniencia, para evitar el desgaste que produce la presión social generada por el secuestro. Personalmente, entiendo y respaldo todo lo que están haciendo los familiares de los secuestrados, porque yo haría lo mismo. Pero pensando fríamente sobre el asunto, el estado jamás debería negociar en este tipo de situaciones de la manera en la que lo está haciendo. Y lo está haciendo acuciado por la opinión pública, intentando no salir muy quemado y llevándose por delante cualquier sensación de garantía jurídica, ya que han dejado claro que en los casos en los que les convenga, la ley no se aplicará.

Si algo nos ha enseñado este secuestro es que si eres un señor de los piratas puedes negociar de tu a tú con un gobierno y no solo eso, sino que además podrás establecer condiciones a ese gobierno haciendo que se salte el más mínimo sentido de la justicia a base de recovecos legales para complacerte.

Como conclusión solo voy a dejar aquí una idea para posibles delincuentes que se quieran librar de la cárcel, tomad nota. No tenéis más que contratar a unos cuantos mercenarios (Hoy en día en internet se puede encontrar cualquier cosa). Una vez que tenéis a vuestro grupo de élite, les ordenais que secuestren unos 30 niños de cualquier guardería, esto os permitirá contar con un buen número de familiares para hacer presión en los medios, nada le gusta más a las televisiones que una madre llorando por su hijo pequeño. Entonces, con mucho bombo y platillo dais a conocer vuestras exigencias. Llegados a este punto poner el cadáver de un niño sobre la mesa ayuda a que las negociaciones arranquen con buen pie. Y después solo os queda esperar a que el gobierno ceda ante la presión de la opinión pública. Así que ya sabeis, nada de apelaciones, donde esté un buen secuestro que se quite Perry Mason.

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