Amsterdam

Es una ciudad a la que si le cambias los holandeses por españoles probablemente se colapsaría en menos de tres minutos. Y es que viendo el comportamiento que tenemos en general los españoles, estamos a décadas de alcanzar el grado de civismo y educación que he visto allí. Aunque tengo que decir que el albergue en el que estuve era básicamente la boca del infierno.

Una de las cosas que me llamó la atención de la ciudad fue la cantidad de gente que usa como medio de transporte la bicicleta, diría que hay más bicicletas que coches, al menos en el casco urbano, absolutamente toda la ciudad está recorrida por carriles para bicicletas. Además la gente se mueve por ellos con una velocidad y soltura asombrosas, puedes ver a alguien pasando a toda pastilla sin casco, escuchando el mp3 y llevando a sus dos hijos en la bicicleta. Una escena similar en España no quiero saber como acabaría, porque allí son muy escrupulosos con el civismo, como pude comprobar yo mismo por meterme sin darme cuenta en un carril bici mientras pasaba una. Esta, me golpeó en el hombro y siguió lanzada como si nada, sin embargo una señora que pasaba por allí se acercó a nosotros mientras, hum, decía vehementemente "It´s a bicycle pass". Me encanta, una ciudad en la que tienen escaparates con prostitutas y puedes fumarte hierba en los bares, pero en la que te llaman la atención si entorpeces el paso del carril bici, lo dicho, a años luz de España.



Pero desde luego, lo que más me llamó la atención fue el barrio rojo, en todos los sentidos, pero sobre todo por un contraste que me resultó muy curioso, hay una iglesia que creo que es del siglo XVII, que se encuentra situada en una plaza en pleno distrito rojo, la plaza está completamente rodeada por las famosas vitrinas con neones rojos y de noche es un contraste increible ver la iglesia iluminada por la luz de las vitrinas de las prostitutas.




Mención aparte merecen los canales, construidos para ir ganándole terreno al mar, la ciudad está cruzada literalmente por cientos de canales. Estar en Amsterdam y no realizar una excursión en barco por los canales es casi un pecado.
Una ciudad abierta y tolerante, eso si, con un escrupuloso respeto por las normas, puedes fumar marihuana, pero solo en los lugares acondicionados y además solo te venderán una determinada cantidad. En definitiva, solo puedo decir que el ambiente de la ciudad me ganó totalmente.

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