Espe y sus citas célebres

Esperanza Aguirre le ha soltado a Zapatero que es un sindicalista piquetero ya que, al parecer, para ella esto es lo que debe ser un insulto. Por lo visto, la idea de defender los derechos de los trabajadores resulta para ella lo suficientemente ofensiva como para utilizarla con ánimo de atacar a alguien.

Al margen de la poca clase que demuestra, nos ha dejado ver su patita. Más allá del ruido que puedan hacer los sindicatos que se sientan ofendidos, no se si por ser usados para insultar o por ser comparados con Zapatero, se trata de toda una declaración de intenciones ideológica de esta señora tan siniestra que hace del populismo un arte mientras desmantela todo servicio público que se le pone por delante.

No se cansan de hablar del concepto de la lucha de clases como algo obsoleto y anacrónico, sin embargo, este tipo de declaraciones demuestra que la lucha de clases no es algo superado como pretenden algunos, que curiosamente coinciden con quienes defienden eufemismos como la flexibilidad laboral o la moderación salarial para referirse a conceptos como el despido libre o la bajada de salarios.

Hoy en día la lucha de clases no solo no ha desaparecido, sino que va camino de llevarnos a una situación aun peor que la que se dio al principio de la revolución industrial. La dicotomía se establece hoy entre los derechos de las personas y la defensa de las entidades empresariales. Unas entidades cada día más supranacionales y con una agenda de carácter global en el que prima ante todo su beneficio a cualquier costa y que ha alcanzado tanto poder mediático que puede hablar del fin del estado del bienestar con el objetivo de salvaguardar la capacidad industrial, entendida esta como la capacidad de seguir teniendo beneficios y acumulando riqueza, sin que la gente se movilice en masa.

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