Los actores, atrezzo parlante con aspiraciones
Hay una cosa que me resulta particularmente irritante de cierta subespecie de los artistas. Son todos esos que a la menor oportunidad te sueltan que son "artistas". Cuando alguien se pasa la vida justificando su trabajo siempre en referencia a su ombligo artístico es que algo falla, nosotros por escucharle y su salud mental por no controlar un ego tan desbocado.
No soporto a todos esos actores que a pesar de ser camareros venidos a más (por favor, que no se ofendan los camareros, que tan solo es una forma de hablar) se han creado un papel fuera de los escenarios en el que se presentan a si mismos como "enteraos", adalides de la intelectualidad y la vanguardia arística más pedante (si Cayetana, esto va por ti). Pero lo que más me jode, es que la gente asume el personaje que ellos ofrecen como algo real, cuando en la inmensa mayoría de los casos no es más que una fachada de cartón piedra, totalmente hueca por dentro, vamos, que son unos indigentes mentales.
Porque seamos serios, quienes realmente crean las historias son los guionistas. Sin guión, los actores e incluso muchos directores, son poco más que maniquies inútiles. Como diría Groucho, "¿Quien necesita guionistas?, dadme un director, un par de actores y en una semana te entregaré a tres personas muy nerviosas".
Personajes así, los hay en todas partes, pero supongo que los más visibles de todos son los actores, porque están bajo los focos, a los políticos no los incluyo, porque directamente son infraseres que deben ser exterminados. El caso es que verlos opinar de lo humano y de lo divino con la seguridad de un tertuliano de Crónicas marcianas me pone de los nervios. Tanta prepotencia, tanta pedanteria, supongo que será aprendida como parte de algún módulo de interpretación, estoy seguro de que Jaenada debió sacar matrícula.
2 comentarios:
En cuarto de EGB actué en la obra de Navidad del colegio. Yo era "Pastorcilla 3" y he de reconocer que sí, que luego me pasé dos semanas mirando mal a todo aquel que no me pedía un autógrafo y exigiéndole a mi madre doble cantidad de nocilla en el bocadillo. No quiero ni pensar cómo me hubiese subido a la parra si llego a hacer de Virgen María.
Quién se iba a esperar que el casting para la virgen incluyera la prueba del pañuelo, así no hay manera de conseguir el papel...
Publicar un comentario