El culto al cuerpo

Antes que nada tengo que decir que el único cuerpo al que rindo culto es al de Andrea Corr. Debería decir que el culto al cuerpo es la última manifestación de la decadencia burguesa, pero me sonaba demasiado decimonónico, así que me limitaré a llamarlo obsesión de taradetes sin nada en el cerebro.

Admito que la última vez que yo hice algo de deporte, Bill Clinton todavía se dedicaba a manchar vestidos en el despacho oral, digo oval. Pero nunca entenderé la obsesión de pasarse horas en el gimnasio con la excusa de que el deporte es salud cuando lo que realmente sucede es que el individuo no se acepta como es y trata de cambiar su exterior con el "¿Qué pensarán los demás?" como zanahoria tras la que correr. El grado de hipertrofia muscular dependerá de la profundidad de los complejos que arrastre.


De la misma manera que supongo que existe una relación inversa entre la potencia del motor de un coche y el tamaño del miembro del que lo exhibe, debe haber una relación inversa también entre la masa muscular y el coeficiente intelectual, lo cual ayudaría a explicar por que no hay premios nobel entre los culturistas y demás vigoréxicos que pueblan los gimnasios.




4 comentarios:

Anónimo dijo...

A principios de este año conocí a uno así, machacas de gimnasio convencido. Al principio me caía bien... hasta que, cada vez que íbamos a tomar un café, me empezaba a narrar sus sesiones de gimnasio GESTICULANDO en medio de la cafetería. Como cada vez que deseaba que se abriese el suelo y me tragase, no funcionaba, dejé de quedar con él en sitios donde me conociese la gente. Cuando las conversaciones se volvieron monotemáticas, directamente dejé de quedar con él.
Llegué a la conclusión de que todo era por culpa de un complejo. De chaval era esmirriadillo, el típico huesudo que no tiene ni media hostia. Descubrió que hinchándose como un becerro volvía locas a las Yessis y cajeras del Día y ahora se cree un dios del Olimpo. Y me encanta saber que pensaba que era una privilegiada por ser su amiga cuando en realidad procuraba quedar con él en sitios donde no me conociese ni cristo.
La culpa es mía por haber pasado de reírme de este tipo de gente a hablarle.

Anónimo dijo...

Error. Debiste destruirlo

Anónimo dijo...

Era un hoygan convencido, hubiese sido inútil.

Anónimo dijo...

Nada resiste la nitroglicerina