Viaje a Escocia IV



Tras Eilean Donan entré en la isla de Skie, allí me busqué habitación en un pequeño hotel de Portree, un lugar que me llamó la atención porque debe haber tantos hotelitos y bed and breakfast como casas particulares. El pueblo estaba lleno de turistas y de hecho, creo que yo me quedé con la última habitación que les quedaba libre en el hotel, porque al bajar tras posar la mochila, tenían puesto un cartel informando que no les quedaban camas disponibles. La isla es un lugar en el que si dejas caer la cámara al suelo, la foto que sale es cojonuda, te puedes perder por carreteras que bordean la costa disfrutando del paisaje, mientras buscas Kilt rock y Mealt falls o te encuentras a lo lejos the old man of Storr. Y yo esto lo hice mientras en la radio del coche llevaba la BBC gaélica, en la que sonaba a todas horas música folk, la ambientación perfecta junto al día de perros que tuve. Después, visité el castillo de Dunvengan (Hogar del clan McLeod) antes de abandonar la isla para dirigirme a Inverness.

Esta, fue una ciudad que me defraudó, aunque tal vez, en ello tuviera parte de la culpa el albergue en el que me alojé un par de días. Y es que a cualquiera le cambia el humor si un polaco borracho lo despierta en mitad de la noche blasfemando en la lengua negra de Mordor. Por no mencionar que una vez llegué tras pasarme el día recorriendo las tierras altas y lo que me encuentro al llegar a la habitación a eso de las 11 de la noche es a un irlandés (Gordo para más señas) durmiendo en mi cama, una imagen digna de "los albóndigas atacan de nuevo".

Estar en Escocia y no visitar una destilería debe considerarse pecado, así que como todo buen guiri cogí el coche y me planté en la destilería de Glenfiddich, en pleno corazón de Escocia, desde ahí me pegué una kilometrada para poder ver el castillo de Dunrobin, situado al norte de Inverness, pero se me hizo tarde y no pude verlo por dentro, sin embargo, solo por el paisaje que me encontré durante el recorrido, mereció la pena.

Por supuesto, no podía faltar la visita al lago Ness y a Uqurhart castle. Un lugar mitificado a costa de monstruos imaginarios para sacarse unos durillos (Igualito que el eje del mal de Bush)

También aproveché para darme un paseo nocurno buscando la mansión de Aleister Crowley(Por lo de mago negro y todo ese rollo de Led Zeppelin, ¿Cómo, que no sabeis de que hablo?, ¿Acaso soy el único que se descojona de Iker Jimenez?). Boleskin house se encuentra a milla y media de Foyers. Así que mientras la buscaba, acabé visitando la cascada de Foyers en horario nocturno.

En fin, no quiero seguir entrando en más detalles del viaje, que no es plan de hacer un serial, simlemente quería dar una visión general de un viaje que llevaba mucho tiempo deseando hacer y que no me defraudó en absoluto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cambia al polaco borracho blasfemando por una familia de gitanos gritones y sudorosos haciendo el camino de Santiago (¿¡!?) y tendrás una de mis mejores noches en albergues. Brrr...

Paria dijo...

jo, tu si que sabes como pasártelo bien...