Una de las modas snob de los últimos tiempos(bueno, todas las modas son snob), ha sido la de colocar en pedestales mediáticos a los cocineros de toda la vida, aunque ahora prefieren ser llamados restauradores, deconstructores, algunos incluso hablan como si fueran nuevos mesías encarnados.
Quisiera saber en que momento la sociedad los convirtió en los nuevos gurús, enciendo la televisión y no hay cadena ni franja horaria en la que no haya alguno dando consejos, hasta ahí podría aventurarse que bueno, vale, es una opción barata para rellenar minutos de la misma manera que lo es llevar a alguien a decir que se lo monta con su suegra y su sobrino mientras mira el perro de la familia. Pero es que en los últimos tiempos han ganado tiempo en los telediarios de todas las cadenas, que si campeón del certamen de pinchos de no se donde con un pincho que reune 26 sabores(que digo yo que hay que estar muy aburrido para contar los sabores que percibes en un pincho), que si presento una espuma de fabada a las hierbas aromáticas con un toque de nitrógeno líquido(que lo mismo te sirve para conservar embriones que para hacer sorbetes de caldo de pollo).
Y es que ya estoy harto de escuchar lo innovadores en la cocina que son y como respetan la tradición sin olvidar la modernidad, como buscan nuevas texturas, aromas y sabores. Odio la expresión emplatar, odio todo el montaje que gira alrededor de ellos dándoles una importancia desmesurada. JODER, si yo lo único que quería era un puñetero Big Mac.
En fin aquí os dejo con unas palabras del profeta de la nueva era....