¿Intrusismo profesional?


Ya se que no debería leer ese catálogo para pijos llamado Magazine, pero como las tardes de Domingo a veces se hacen largas, uno comete errores, como leer la columna de opinión firmada por Lucía Etxebarría (Columna del 16 de Noviembre), algo que normalmemente solo sirve para hacerme secretar bilis. Y como no podía ser de otra forma, eso es exactamente lo que ha ocurrido.

Supongo que queda clara, de partida, la ligera aversión que me provoca la Ana Rosa Quintana de "las escritoras de blogs profundos" (En contraposición con la original, creada para las marujas). Dejaré al margen las acusaciones de plagio para centrarme exclusivamente en la columna.

El caso es que como viene siendo habitual, ofrece opiniones con tufillo "psicopedante", como si de una profesional del ramo se tratase. Lo cual debe hacer mucha gracia a los que se han pasado años estudiando para dedicarse a ello. Lo peor de todo no es su "psico-opinión", sino que sus conclusiones son básicamente ridículas. A grandes rasgos, el artículo expone dos supuestos casos de treintañeros con buen trabajo, que siguen viviendo con sus padres. Enumera las "patologías" que sufren ambos, en el caso del chico, por lo visto, conservar un grupo de amigos es una de ellas y al parecer, si no tienes una relación estable, eres un caso patológico. Se ve que solo se puede elegir libre y sanamente una relación estable, la otra elección es de personas enfermas, por lo que deduzco.

Su conclusión consiste en decir que se ha creado una generación de mileuristas debido a que los jóvenes prefieren vivir con sus padres y no les importa cobrar menos. Lo cierto es que semejante afirmación no hay por donde cogerla. Pero siguiendo su razonamiento, debemos suponer que los niños esclavizados en las grandes cadenas de montaje del siglo 19, estaban allí porque realmente no les apetecía ir al colegio o jugar al balón. Lo mismo se puede decir de los niños que trabajan en las minas del Congo, o de la gente que trabaja a destajo en el sudeste asiático, sin derechos laborales, para confeccionar una prenda en la que quepa "la escritora". Porque claro, la culpa de que los sueldos sean una mierda no es de los especuladores que sangran a base de contratos basura a los jóvenes, que va, la culpa es de ellos por preferir cobrar una mierda a no cobrar en absoluto.

4 comentarios:

Nym dijo...

No, hombre, la Etxebarría no... casi hubiese sido mejor que si te aburrías te hubieses ido a misa, ja ja ja. Joder, es que me da tanta grima que temo que me salga un sarpullido si escribo algo sobre ella.

Señor Insustancial dijo...

La Etxebarría y sus planes para fastidiarnos.

En cierto modo tiene razón: cualquiera puede ir a una bliblioteca pública trincar un libro de un poeta, otro de un psicólogo y una novela de Marcial Lafuente Estefanía y componer su primera novela. Pá fuera telarañas.

Erosè dijo...

Joder con la tía. Yo estoy hasta las narices de ver sus psico-comentarios y sus psico-consejos. ¿Para qué coño estudio yo la carrera de psicología? Si con gente como ella ya no hacemos falta.

Que le den. Si ella fuera mileurista a ver qué narices decía y a ver si quiere quedarse en casa de sus padres.

Aunque sea un error leer ese tipo de cuestiones tampoco está mal errar de vez en cuando. Así se sabe cómo está el patio y se puede intentar acabar con esa gentuza.

Paria dijo...

¿Así que psicología eh?, ahora todo encaja como un puzzle sideral...Tu te pasas por el blog porque te estás documentando para hacer una tesis sobre perturbados, pues que sepás que te pediré royalties, o algo.